Corrí dándome tropezones con todo el mundo sin dejar de llorar, todos me miraban como si estuviera loca, pero no me importaba, quería irme lo antes posible, no podía, no podía seguir en este lugar sabiendo que mi hermano está muerto, era demasiado para mí.
Iba corriendo por uno de los pasillos cuando tropecé con un chico y caímos al suelo, yo encima de él, cuando se percato de que lloraba abrió los ojos como platos, algo de ellos me pareció tierno, esos grandes ojos azules se me hacían muy dulces, me levante de una y seguí corriendo sin volverme a verlo de nuevo.
Cuando llegue a mi dormitorio, sin cerrar la puerta, tome mi maleta entre sollozos, comencé a sacar mis cosas del armario y tirarlas sin ordenarla a la maleta, cuando sentí que alguien me tomaba del brazo, me di la vuelta y lo abrace fuerte, no me importaba de quien se trataba, necesitaba un abrazo sin duda.
-Shh… Porque lloras.- Pregunto una voz masculina que no pude reconocer, cuando alce la vista me encontré con los mismos ojos azules de hace un segundo, me aparte de él apenada y baje la cabeza.- ¿Estas bien?- Volvió a preguntar preocupado, alce la vista para verlo a la cara y lo detalle mejor, tez blanca, tiernos ojos azules, musculoso, cabello castaño oscuro y labios definidos.
-Más o menos.- Me limite a decir.-Porque me seguiste.- Pregunte confundida.
-Me preocupe al verte llorar.- Contesto sinceramente.- Te vas a alguna parte.- Dijo señalando con la cabeza la maleta.
-Pues… no.- Suspire.
-Ah…- Fue lo único que pudo decir.- Mi nombre es Adam.- Se presento extendiendo su mano.
-Soy Juliet.- Estreche su mano, este sonrió.
-Te ayudo con eso.- Se ofreció, me encogí de hombros.
-Si quieres…
-Juliet me entere que…- Dijo una voz conocida tras de mí, me volví y Adam abrió los ojos como platos al ver a…
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